Mesas y 15-M: una propuesta de acción

Mesas y 15-M: una propuesta de acción

El movimiento DRY-15M está desbordando a todos los actores. Al mismo tiempo está creando un campo político y social en que coexisten muchos actores. Varios de ellos tienen objetivos semejantes o que pueden llegar a converger en un futuro más o menos inmediato. Otros, sin embargo, tienen objetivos o “rumbos” que, partiendo de planteamiento hoy comunes (oposición al turnismo político y la corrupción, oposición a los banqueros etc.) pueden evolucionar hacia objetivos opuestos. Esto no es nuevo. Así, la Tea Party norteamericana surgió de la rabia justificada contra el rescate de Wall Street con dinero público. Sin embargo, la ausencia de organizaciones de izquierda en el panorama político norteamericano provocó que esta rabia se canalizara hacia una impugnación de cualquier forma de intervención estatal, incluida aquella a favor de los pobres y de las víctimas  más débiles del neoliberalismo.

Esto demuestra dos cosas. Una: que los consensos previos nacidos de una coyuntura puntual pueden llevar a caminos distintos. Dos: que sólo la acción coordinada de ciertas partes del movimiento dentro del movimiento puede acabar decidiendo su naturaleza a medio plazo. Quien adopte una actitud pasiva se convertirá en el objeto de las decisiones de los que adoptan una actitud activa. Es  un campo de lucha como otro cualquiera.

Estamos, por tanto, en un cruce de caminos. Por un lado hay tendencias que apuntan a convertír el movimiento en una oposición a la política sin más, es decir, a las posiciones defendidas por los círculos de la derecha , de la ultraderecha y de lo que algunos llaman con un poco de mala intención el “anarquismo burgués” (“fumo porros y lo que quiero es que “los políticos“ y el “Estado” me dejen en paz”)  En Madrid el grueso del movimiento no comparte este punto de vista, lo cual no quiere decir que no puedan ser arrastrados hacia él. Coy nos informa desde Murcia de que esta  posibilidad está muy viva por ahí. Resulta ingenuo pensar que un movimiento de tanta relevancia en pleno colapso de los pactos de la transición es dejado a su albedrío por los que toman las grandes decisiones. Esto no es abrazar una teoría de la conspiración, es mantener los ojos abiertos.

Es verdad, hemos perdido uno o dos meses de tiempo desde febrero. Esto es achacabe a nosotros mismos, probablemente a una parte de los que estamos intentando coordinar (o promover) todo esto. Sin embargo,  el 15-M les ha sorprendido y desbordado a todos, incluso a la gente que puso en marcha el DRY. Pero hay que dejar dos o tres cosas claras puesto que simplemente son ciertas.

A.) A nuestra asamblea de febrero acudió una buena parte de los iniciadores del movimiento DRY. Algunos de sus “dirigentes” se remiten aún a dicha asamblea como un hito importante en su propia evolución.

B.) En algunas provincias como Murcia miembros de las mesas han sido sus impulsores desde el principio. Nuestro apoyo a la iniciativa ha sido muy bien recibido por sus organizadores iniciales algunos de los cuales nos están pidiendo nuestra colaboración para darle al movimiento más coherencia.

C.) No somos nada a parte del 15-M sino que formamos parte de él. Esto no quiere decir que adoptemos una posición pasiva dentro de él.

Otra cosa: simplemente no es cierto –así me informa una de las personas que han estado desde la hora cero en esto- que haya una especie de estrategia diseñada a priori que luego “salió bien”. El movimiento está lleno de contingencias desde el principio y así seguirá siendo probablemente. Los medios han contribuido poderosamente a amplificar algunas se sus partes y a silenciar otras. Por ejemplo, lo de “Spanish Revolution” puede ser un slogan acertado, pero desde luego no ha sido lanzado por los que iniciaron el movimiento. No pasa nada pero hay que recordar que las “revoluciones naranjas” también son “revoluciones”. El compañero  Benjamín Balboa acaba de publicar un artículo interesante sobre el peligro de “naranjización” de la llamada “revolución española”

http://dedona.wordpress.com/2011/05/24/la-revolucion-naranja-de-sol-y-los-resultados-electorales-de-las-elecciones-2011-benjamin-balboa/

También se debería leer este otro artículo que apunta en un sentido comparable:

http://antimperialista.blogia.com/2011/052101-los-vinculos-de-enrique-dans-promotor-del-movimiento-15m-con-la-oligarquia-finan.php

El movimiento que surgió del 15-M no es lo mismo que el movimiento DRY. Nace de la indignación frente a las detenciones de algunos manifestantes del DRY. Su expansión ya no está bajo el “control” (en el buen sentido) ideológico o político de sus iniciadores., se ha convertido en un “río revuelto” (José Coy) con autonomía donde mucha gente intenta pescar. Sería un error, por tanto, pensar dos cosas  y de actuar a partir de este pensamiento equivocado, es decir, partir de la base de que

1.) el 15-M va a evolucionar automáticamente hacia posiciones progresistas (justicia social, justicia ambiental, lucha contra el neoliberalismo etc.): la gente es buena y crea y cuando se la deja “en paz” todo saldrá bien;

2.) que al estar revuelto el río no tenemos que mojarnos las manos en espera de que se “clarifique” por sí solo. El río no se va a clarificar nunca por sí solo: hay que luchar por clarificarlo.

Qué hacemos entonces?

Hay entre 5.000 y 6.000 personas que han suscrito el llamamiento con una media constante de 15 adhesiones por día. Con tendencia a su aceleración en las últimas semanas. Se han formado un par de decenas de mesas y promotoras locales que, sin embargo, no están aún del todo coordinadas entre sí por diferentes razones, algunas puramente técnicas. Lo que podemos aportar al movimiento es nuestra intervención organizada y sistemática para evitar su atomización, para asegurar su sesgo antineoliberal y para asegurar su sostenibilidad en el tiempo.  Para eso propongo la siguiente estrategia

a.) Hacer un esfuerzo nuevo para difundir nuestro llamamiento y reunir más firmas haciendo uso de nuestras listas de contactos e insistiendo en que somos parte del movimiento 15-M

b.) Trabajar para la conformación de asambleas ahí donde no existan y personarse en ellas

c.) Trabajar en dichas asambleas para logar una coordinación mayo a nivel regional y de todo el estado y alrededor de un programa de mínimos de carácter antineoliberal

d.) El programa de mínimos inmediato en este momento (mediados de mayo 2011) es la lucha contra el Plan de Estabilidad que viene de Bruselas. Ese plan va a precipitar a todo el sur de Europa en una largo período recesivo y va a destruir lo que queda del Estado del bienestar y la solidaridad institucional y territorial. Trabajar hoy y ahora para que las manifestaciones contra dicho plan sean el mismo día en todo el Estado.

e.) Intentar que los movimientos de las plazas no se queden en una suma de reivindicaciones aisladas (un parque, un par de bancos)  es decir, que los vecinos sigan poniendo encima de la mesa el problema del poder económico y político tal y como lo han empezado a hacer. Dicho de otra forma: las mesas tienen que intentar que los vecinos vinculen ese árbol que falta en el barrio con las políticas concretas de los gobiernos nacionales, autonómicos y europeos  que son los que provocan la falta de árboles y de bancos. Si la ciudadanía no establece este tipo de vinculación el movimiento podrá ser fácilmente cooptado por los actuales poderes políticos y económicos (“naranjización”). En ese sentido, mejorar la información y los contenidos del movimiento es también asegurar TANTO su autonomía COMO su continuidad.

f.) Crear mesas de convergencia ahí donde no hayan llegado las asambleas. La mejor estrategia es agrupar primero a la gente de forma no sectaria siguiendo todo lo que hemos venido discutiendo en los últimos meses en relación con las mesas (llamar uno por uno a los actores organizados y no organizados conocidos, lanzar públicamente la iniciativa  etc.). Utilizar los grupo o mesas constituidos para convocar asambleas abiertas en las plazas siguiendo las directrices del conjunto del movimiento y aprovechando las sinergias del todo el tejido organizado y no organizado del lugar o el barrio.

g.) Intentar crear condiciones personales y políticas para la aproximación entre las organizaciones de la izquierda con un programa antineoliberal o con posibilidad de suscribirlo. Tenemos que convertirnos en los catalizadores de un paciente pero constante proceso de aproximación entre todas las izquierdas y entre las izquierdas más organizadas (partidos, asociaciones de vecinos, culturales, ONGs etc.) y los movimientos sociales espontáneos que se están creando. Nunca, sin embargo, para subsumirlos a los primeros. Sectores amplios del movimiento de la calle tienden a ver en todo lo que había el día antes una especie de masa casposa de cosas que no van ya a ninguna parte o que simplemente no conocen. Esta es la típica reacción del que se incorpora a la política por primera vez: todo lo que había antes no sirve. Algo razón tienen, pero sólo “algo”. Simplemente no es cierto que todo lo que había antes como cosa organizada sea inservible, esté corrupto, etc. Por eso hace falta hacer converger el poder ciudadano generado en las calles con las formas de poder más institucionalizada: ambos poderes son necesarios para tumbar el neoliberalismo: los movimientos y los espacios más organizados, aunque ambos –y no sólo los últimos, por cierto- tienen que cumplir ciertas premisas: transparencia, honestidad etc.

h.) Ahí donde las asambleas funcionen razonablemente bien empezar a introducir una reflexión sobre el día después, es decir, qué hacer para evitar que cuando las asambleas pierdan fuelle o se sectaricen –una cosa que pasa continuamente en este tipo de situaciones-  perviva una estructura organizativa más estable aunque unitaria y operativa. Aunque sea por simple seguridad, este formato “pequeño” pero muy capilar, ramificado y, sin embargo, bien coordinado a través de la red tanto a nivel estatal como a nivel local –es decir, bien insertado en las asambleas de barrio- podría llegar a ser fundamental a medio plazo para compensar las intermitencia que siempre van a existir en un movimiento como el del  M-15. En un formato más pequeño, pero multiplicado y, sobre todo, bien coordinado. Este formato tiene unas ventajas muy importantes en situaciones como esta:

a. la gente se conoce personalmente, ha socializado, conoce sus recursos y sus propios defectos –gente que habla mucho pero que luego no hace nada etc.- con lo cual se conocen mucho mejor las fuerzas con las que se cuenta para hacer cosas. Estos espacios son más sólidos, estables y resistentes al desánimo y el cansancio, están más cohesionados programáticamente: los lazos personales son más estrechos y fuertes.

b. es mucho más difícil que se metan los boicoteadores de uno y de otro color en la dinámica de convergencia social y política que nosotros postulamos;

c. permite un debate político más intenso e “íntimo”, discutir más en profundidad, organizar mejor las acciones aunque siempre y cuando haya una coordinación entre las mesas y estas estén bien comunicadas con las asambleas de barrio. Permite, por ejemplo, organizar charlas, tertulias, encuentros, cineforos en un formato pequeño, aunque también más amplio (cooperación entre varias mesas de barrio)

d. Permite formar grupos a partir de las preferencias personales (amigos y personas que ya se conocen y se juntan etc.) con lo cual se asegura mejor su estabilidad (si no te gusta un pesado te vas a otra mesa o creas una nueva con gente que te cae bien)

e. Genera espacios más perdurables y consistentes que los que se dan en las asambleas.

f. Permite crear mesas sectoriales (por ejemplo educación, periodismo etc.). Las “asambleas sectoriales” (por ejemplo plataforma contra la privatización del agua etc) podrían llegar a ser algo parecido a las mesas (catalizadores de proyectos unitarios, mediación movimientos sociales y organizaciones políticas etc.). De hecho sería interesante ganarlas para que estas plataformas también se “cuelguen” en nuestra página web como parte de nuestro movimiento con tal de que suscriban el llamamiento de mínimos y también nuestro formato unitario, flexible etc… Tiene ventajas para ellos: la información del conjunto de las mesas puede fluir, pueden reforzar sus iniciativas con más gente, estas se difundirán por el conjunto del estado a través de nuestra página. Las asambleas, así en general, tal vez no tienen el formato ideal para que los profesionales hagan un trabajo productivo. Mucha gente en Madrid, por ejemplo, ha manifestado su interés por participar en espacios sectoriales antes que territoriales y tal vez sea mejor un formato pequeño y más íntimo que uno excesivamente grande y abierto. Si me equivoco, mejor que mejor.

Ejemplo: un grupo de  vecinos, que forma parte de las asambleas de barrio/pueblo etc, ADEMAS se reúne por separado, en un ámbito más cómodo y próximo, tal vez después de las propias asambleas y alredor de una caña o de un café. Si las asambleas se reúnen con mucha periodicidad será más difícil encontrar huecos para que se reúnan ADEMAS esos vecinos en este formato más pequeño pero lo normal es que suceda lo contrario. En ciudades con gran agitación social este formato pequeño permite que en cada barrio haya un rosario de apoyo de mesas a las asambleas de barrio que se han propuesto no dejar que decaiga dicha asamblea. En los pueblos y barrios donde no se hayan formado asambleas, este núcleo relativamente pequeño de ciudadanos organizado en meses puede y debe tomar la iniciativa, reunirse con el tejido vivo que hay por ahí y convocar una asamblea en la plaza del pueblo o barrio.

Alguna gente no sabía bien qué actividades plantear para las mesas. Esta muestra de sublevación ciudadana pacífica de baja intensidad realizada en Murcia es un  buen ejemplo.

http://www.insurgente.org/index.php?option=com_content&view=article&id=7384:un-grupo-de-indignados-toma-el-canal-de-tv-autonomico-de-murcia&catid=139:estado-espanol&Itemid=557

Estamos preparando un menu de propuestas de  actividad de este tipo para que nadie pueda decir que no sabe qué hacer con las mesas/asambleas/plataformas. Esto mismo pero de forma sostenida y constante en todo el territorio, pensado, calculado,  bien organizado y coordinado a través de las asambleas de barrio y localidad puede ser un mecanismo muy efectivo de lucha precisamente por su carácter capilar y difuso.

Mesas, “plataformas” y otra iniciativas semejantes.

La idea de las mesas no es una cuestión nominal. Hay iniciativas llamadas “plataformas” que, en realidad, son mesas de hecho. No importa que conserven su nombre, no queremos construir chiringuitos. Lo que sí sería importante es que se vincularan o colgaran a nuestra página web todas estas iniciativas (plataformas, mesas o como se llamen) para que entren en comunicación con el resto del tejido, intercambien experiencias y vayan tupiendo un mapa de todo el Estado con manchas de poder ciudadano organizado. Lo que importa es el formato que decíamos arriba no el nombre que reciba el agrupamiento (o la “convergencia”) voluntaria de un número determinado de ciudadanos. Lo que importa, en segundo lugar, es que estos agrupamientos esté coordinados y que tengan un programa mínimo común y una voluntad, también común, de actuar de determinada forma (mantener las formas, fuera el sectarismo etc). También importa, y mucho, que sean operativos y no se pierdan en discusiones interminables como las que se dan a veces en las asambleas desanimando a la gente a seguir participando. Ahora es un  buen momento para crear más mesas aunque su verdadero momento llegará probablemente cuando las asambleas decaigan y haya que reanimarlas.

En principio se puede sostener los siguientes criterios:

a.) las mesas son un formato más pequeño y próximo que las plataformas  y naturalmente también que las asambleas

b.) es posible colgar “plataformas” en nuestra web: bienvenidas. Lo único que pedimos es que suscriban nuestro llamamiento y nuestro espíritu: programa de mínimos, flexibilidad, antisectarismo, porosidad, trato respetuoso. La ventaja que tienen para ellas es que pasan a formar parte de nuestro flujo de información y de acción en todo el Estado, lo cual potencia su trabajo y, de alguna forma, lo coordina.

c.) hay que evitar la dispersión de recursos y esfuerzos y los espacios redundantes. Uno de nuestros objetivos es la incorporación de nuevos ciudadanos a la vida política activa. En los espacios en los que los ciudadanos ya son muy activos se trata de intentar que se sienten en una sola mesa y de mediar entre ellos para crear nuevos espacios unitarios.